Para sostener la hermosura de las perlas, es requisito entender cuidarlas apropiadamente. Si bien su composición espesa y cristalina las hace durables, las perlas son naturalmente suaves y este suceso no puede pasarse por prominente. Las perlas se rayan con mucha sencillez y su contacto períodico con nuestra grasa de la piel puede lograr que se estropeen. Por consiguiente, la limpieza día tras día cautelosa ha de ser una parte de la rutina de todo dueño de un collar de perlas.
1. Logra un paño suavísima Escoge un paño para joyas o cualquier paño limpio, preferentemente de algodón.
Artículos para adecentar perlas
Aparte de todo lo previo, hay que tomar en consideración una cosa: jamás tenemos la posibilidad de utilizar a las perlas líquidos comerciales para adecentar joyas. La alta proporción de amoníaco puede dañarlos. Asimismo debemos eludir aplicarles alcohol, por su capacidad abrasivo.
Un paño de algodón húmedo, como se aconseja previamente, es el mucho más sugerido para adecentar las perlas, gracias a su suavidad. Los cepillos o esponjas finalmente los dañarán.
Consejos para adecentar perlas naturales
¿Y qué no tienes que utilizar para adecentar tus perlas?:
- Limpiadores comerciales (su nivel de amoníaco puede ser prominente para dañarlas) ) .
- Cepillos de dientes (si están en estado deplorable, podrían rayarlos).
- Esponjas de plástico.
¿De qué manera adecentar un collar de perlas? Primero, mantenlos bien.
Esto es, cerciórate de que estén en el joyero conveniente en el momento en que no los quemes. Pese a ser duras y espesas, las perlas son suaves y simples de rayar. Te aconsejamos que estires tu collar de perlas a fin de que no rocen entre sí, ni con otras joyas de tu joyero, y lo cubras con un paño despacio (seda, satén o terciopelo). Siguiendo con la protección, te aconsejamos que protejas tu collar de perlas de golpes, ralladuras, rayones, artículos químicos, luz del sol o temperaturas extremas.
Entre los peligros socios con las perlas es que se secan. Las perlas han de estar hidratadas, es esencial preservarlas en un espacio no muy seco, sin exponerlas a una fuente de calor. A ellos tampoco les agrada el frío. Las perlas tienen que tomar el aire y que tenga alguna humedad.